El Santo Grial es uno de los objetos más misteriosos y fascinantes de la historia y de la leyenda. Se trata de la copa o el plato que se utilizó en la Última Cena de Jesucristo, y que según algunas tradiciones, también recogió su sangre en la cruz. El Santo Grial ha sido objeto de búsqueda, veneración y controversia a lo largo de los siglos, y ha inspirado numerosas obras de arte, literatura y cine. Santo Grial de Valencia ¿Qué es el Santo Grial? El Santo Grial es un término que proviene del francés antiguo “san graal” o “san greal” , que significa “santo plato” o “santo vaso” . El origen de este término se remonta al siglo XII, cuando aparecieron los primeros relatos literarios que mencionaban el Santo Grial como un objeto sagrado y maravilloso, relacionado con la vida y la muerte de Jesucristo. Sin embargo, el concepto del Santo Grial es mucho más antiguo y complejo, y se ha ido enriqueciendo y transformando con el paso del tiempo y con la influencia de diversas culturas y tr
La bella Livia fue la tercera
esposa del Emperador Augusto, la cual jugó un papel destacado en el corte
romana y en que la sucesión recayera en su hijo Tiberio.
Gozó de popularidad entre su
pueblo y fue deizada por su nieto Neron, pero también se la acusó de facilidad
para utilizar venenos con quienes se interponían a sus intereses.
Un divorcio express
Uno de los militares más sobresalientes de la época del
llamado Segundo Triunvirato (dictadura militar tricéfala tras la muerte de
Julio Cesar con Marco Antonio, Octaviano y Lépido que gobernaban Roma y sus
provincias) fue Tiberio Claudio Nerón, quien estaba casado desde el año 42
a.d.C. con su prima Livia Drusila (59/58 a.d.C.-29 d.d.C.), con quien ya había
tenido un hijo, Tiberio.
Estando embarazada por segunda vez, hijo al que llamarían
Druso, Octaviano se encapricho de ella y quiso casarse de inmediato (él estaba
casado en ese momento con Escribonia, muchos años mayor que él y de carácter
difícil. Con ella tuvo a su única hija, Julia).
La
leyenda cuenta que Octaviano se
enamoró fulminantemente de ella, pues pasaba por ser una de las mujeres más
bellas de su tiempo, y que se casaron un día después de conseguir sus
respectivos divorcios (que el colegio de pontífices otorgó rápidamente). Se
dice también que aparentemente, Tiberio Claudio Nerón estuvo de acuerdo en ello
y que incluso fue a la boda (al parecer la explicación vendría dada por la
supervivencia política de Tiberio Claudio Nerón y su familia, los Claudios,
ante el poder de Octaviano). Algún historiador cuenta, además, que este
matrimonio se celebró (38 a.d.C.) "con una prisa sospechosa”, aludiendo a
que Octaviano sería el causante del segundo embarazo de Livia.
Pero que por una vez en su vida, parece que Augusto en este
su tercer matrimonio, se dejó llevar por sus sentimientos, y acertó. La unión
con Livia duró hasta el día de su muerte, cincuenta y dos años despues. Tampoco
políticamente salió Augusto perdiendo, ya que siendo Livia Drusila su esposa se aseguraba el apoyo de la influyente
familia de los Claudios, de la que ella descendía por línea directa.
Desde ese momento, Livia ocupará un importante papel en la
corte romana. A
pesar de que nunca tuvieron hijos, ella siempre disfrutó del privilegio de ser
la consejera de confianza de su esposo.
Livia, buena esposa, emperatriz y
consejera
Después
del suicidio de Marco Antonio tras la batalla de Accio (31 a.d.C.), Octaviano no encontró más oposición a sus
anhelos de gobernar en solitario. Finalmente, fue nombrado emperador de Roma
con el título de Caesar
Augustus. Sería pues, el primer Emperador del Imperio Romano (27 a.d.C. a
14 d.d.C.).
Augusto
y Livia fueron un modelo de pareja romana de la alta sociedad. A pesar de su
riqueza y de su poder, Augusto y su familia siguieron viviendo
modestamente en su casa del Palatino.
Livia se
convirtió también en ejemplo de matrona romana: nunca llevó excesiva joyería ni
vestidos pretenciosos y dicen que se ocupó de las labores domésticas y de tejer
y coser la ropa de su marido. Gracias a esta imagen que transmitía
conscientemente, durante sus años como Emperatriz, Livia gozó de popularidad
entre su pueblo.
Eso si, todo ello no le impedía intervenir activamente en política, siendo considerada
la mano derecha del emperador Augusto,
ni mirar por sus propios intereses y por los de sus
hijos. Augusto permitió a Livia administrar sus propias finanzas y ella se cuidó
de tener su propio círculo de influencias, colocando a muchos de sus protegidos
en puestos oficiales. Livia, junto con Agripa y Mecenas (íntimos colaboradores de
Augusto), fueron durante medio siglo el trío más poderoso del Imperio, urdiendo
sus tramas a la sombra de Augusto.
La cuestión sucesoria
Pero su idealizada imagen, algunos historiadores la muestran
como un personaje malvado, frío y calculador que recurre a todo tipo de
estratagemas para alcanzar sus objetivos que se resumen en conseguir que su
hijo Tiberio suceda a Augusto como emperador. También
esa imagen se vio ensombrecida por las dudas y las sospechas.
La historia ha dejado en el aire sospechas graves de su
intervención en la muerte de todos aquellos candidatos nombrados por su marido
para sucederle (Marcelo, sobrino de Augusto, todos los hijos de Julia, muertos
prematuramente, e incluso los dos nietos de esta, Lucio y Cayo) incluida la de
su hijastra Julia y la del propio Augusto.
Tras el fallecimiento de su joven hijo Druso a consecuencia de la caída de un caballo, muerte por la que Augusto se sintió muy afectado, parece que Livia hechó el resto para conseguir que su otro hijo, Tiberio, se hiciera con la sucesión al poder.
Al fin tuvo la satisfacción, en el año 4 d. C.,
tras la desaparición de los dos nietos mayores de su marido, de ver a su hijo
Tiberio designado sucesor. Ya no quedaban miembros de la familia imperial.
Sin
embargo, parece que a pesar de todos los anhelos y los esfuerzos de Livia por
conseguir que Tiberio fuera el sucesor de Augusto, no tuvieron el
agradecimiento debido por parte de su hijo. Cuando Livia murió, Tiberio recibió
la noticia con frialdad, y no sólo no asistió a sus funerales, sino que parece
que prohibió que se le rindieran los honores correspondientes. Parece que
Tiberio guardaba algún tipo de rencor a su madre por haberle separado de la
mujer que amaba (no se sabe si ella fue la que intervino en ello activamente o
adoptó una actitud pasiva frente a la decisión de Augusto) por razones
dinásticas.
Una vida muy longeva
Después de ser nombrado su hijo Tiberio sucesor, le quedaban
aún veinticinco años de vida hasta morir octogenaria, catorce de ellos como
viuda de Augusto y madre del emperador reinante. Livia siguió conservando, sin
embargo, su rango de emperatriz en su retiro de la vida oficial.
Fue abuela de Germánico y Claudio,
bisabuela de Calígula y Agripina la Menor y tatarabuela de Nerón.
Sobrevivió a su segundo hijo Nerón Claudio Druso y a sus nietos, Germánico hijo
de Druso el Mayor y a su primo Druso el Menor hijo de Tiberio.
Cuando su nieto Claudio fue emperador rehabilitará la memoria
de su abuela, algo escarnecida por Calígula que la llamaba "Ulixem
stolatum" (Ulises con estola de romana). La
deificó y
recibió el título de “Divina Augusta” después de que Tiberio se negase a hacerlo ejecutando la voluntad
que dejo dicha Augusto en su testamento.
Su
divinización suponía un refuerzo al simbolismo de la familia imperial romana,
haciéndola modelo virtuosa de matrona y al mismo tiempo, junto con la
divinización de su marido, implicaba dar también carácter divino a sus
descendientes de la dinastía Julia-Claudia.
También
tuvo su propio templo dedicado y estatuas en su honor, donde se puede apreciar su fría belleza de
labios apretados, nariz aquilina y grandes ojos.
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